Reducir el impacto ambiental derivado de la construcción es clave para mantener el desarrollo responsable. Estas son algunas de las estrategias que se implementan para lograrlo.

Las demandas de sostenibilidad en proyectos inmobiliarios datan de los años 60 y 70, tiempo en donde se exploraban formas constructivas más ecológicas y respetuosas con el medio ambiente. Al analizar el concepto en el marco de la propiedad raíz, se debe partir de la premisa de que lo sostenible es una consciencia sobre lo que nos rodea, los recursos y el medio ambiente.

De acuerdo con Daniela Correa Morales, arquitecta de la Universidad Santo Tomás, desde el diseño se puede, por ejemplo, tener en cuenta la posición del edificio respecto a la dirección del sol. Así se maximiza la iluminación natural, se reduce el consumo de energía en el proyecto y, como efecto, se genera un ahorro de dinero y de emisiones de carbono.

“La palabra sostenibilidad puede no ser familiar para algunos, pero en este medio, más que construir con materiales orgánicos, es útil cuando se tienen en cuenta aspectos como técnicas respetuosas con el medio ambiente, pensar en las condiciones del sitio, regular el consumo de recursos naturales, de tiempo, los desplazamientos en obra y evitar los desperdicios”, expone Daniela Correa Morales, arquitecta de la Universidad Santo Tomás.

Hoy, algunas estrategias usuales y que se implementan en vivienda, oficinas y empresas según Correa, son los puntos ecológicos, la separación de residuos mediante shuts de basura diferentes, los paneles solares en techos y los sistemas de gestión de aguas lluvia que recolectan el líquido para irrigar jardines o alimentar los elementos sanitarios.

Sin embargo, la más vista y que se hace atractiva visualmente, sigue siendo la llamada tendencia biofílica, que consiste en incluir vegetación o elementos naturales en la fachada o al interior del proyecto en muros y paredes. También son tendencia los materiales constructivos que tienen un impacto mínimo en la huella de carbono, por eso, según un informe del Grupo Argos, las constructoras buscan cada vez más aquellos que son de producción local, que implementan tecnologías limpias para su fabricación, que no requieren recorrer largas distancias y que su consumo energético es bajo.

Más necesidad que tendencia

Para Juan David Lizcano, director (e) del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), no es posible pensar en el crecimiento de las ciudades sin antes ligarlo a términos de sostenibilidad. Por eso, hoy en el mundo existen más de 60 sellos de certificación sostenible para el desarrollo de proyectos inmobiliarios que se otorgan a cada obra si cumple con ciertos requerimientos.

En Colombia el más utilizado es el llamado Leed, que otorga la organización estadounidense Green Business Certification Inc (GBCi) y pondera el uso eficiente de la energía, el agua, el manejo de residuos, la experiencia humana y el transporte.

“Ahora (las constructoras) tienen el interés de certificar sus proyectos como proyectos sostenibles porque con eso, tanto ellos como sus clientes, pueden acceder a algunos beneficios tributarios y financieros con los bancos”, explica Verónica Henriques Ardila, directora general de Arquitectura Sostenible.

Gracias a eso, dice Henriques, se ha disparado el concepto de sostenibilidad en proyectos inmobiliarios porque “hasta hace un tiempo se aplicaba más que todo a proyectos no comerciales, más institucionales”.

Aprovechar lo digital

Desarrollar un proyecto constructivo bajo un modelo BIM (Building Information Modeling), significa también adoptar una práctica sostenible. Este es un método de trabajo que integra a todos los que hacen parte del proceso de edificación, reuniendo información del área de arquitectura, estructura y MEP (mecánica, electricidad y plomería). Así es posible reducir el impacto ambiental desde la planificación hasta la construcción de la obra, ya que minimiza los desperdicios y el mal uso del material. Por esto, según la arquitecta Correa Morales, es importante implementar materiales de fácil mantenimiento y que no consuman recursos a largo del tiempo. Además, teniendo la posibilidad de conocer las coordenadas del proyecto y su orientación respecto al sol y los vientos, es posible diseñar espacios donde se evite el uso excesivo de luz artificial y aires acondicionados.