La Plaza de la Libertad es una construcción sostenible que empleó un diseño bioclimático y concretos estructurales de menor huella de carbono. CRÉDITO: Cortesía Opus Studio.
En el panorama local de la denominada construcción sostenible actualmente hay una oferta más madura y se ha pasado de la investigación a la industrialización. Es decir que hay opciones en el mercado para inclinarse por sistemas constructivos y materiales de menor impacto ambiental. Si bien estos requieren un tiempo de aceptación, hay de fondo una mirada reflexiva, apertura mental e incluso políticas públicas que buscan impulsarlos.
Carlos Mauricio Bedoya, arquitecto constructor, consultor y profesor de la Universidad Nacional explica que no necesariamente se trata de sustituir el concreto o el acero, sino las formas en las que estos se producen y emplean. “No satanizo materiales. La mayoría de las obras necesitan concreto y acero. Lo que pasa es que se busca una manera más reflexiva de producirlos”, comenta. Igualmente, el docente nombra algunos materiales que generan menor impacto y que a su vez cumplen con todos los protocolos de norma de producto y sismo resistencia para poder hablar de construcción sostenible.
Concreto reciclado o con agregados reciclados
El concreto esencialmente se compone de cemento, arena (o agregado fino), grava (o agregado grueso) y agua. En ciertos porcentajes, y de acuerdo a la resistencia requerida, los agregados fino y grueso pueden suplirse por agregados obtenidos del reciclaje de escombros. Generalmente, parte de la arena y del agregado grueso natural son materias primas no renovables extraídas de canteras por minería a cielo abierto, y corresponden a un 80 – 85% del concreto.
En el Valle de Aburrá “se producen a diario unas 2.500 toneladas de basura (residuos sólidos ordinarios) y en el mismo día unas 7.500 – 8.000 toneladas de residuos de construcción y demolición”, cuenta el arquitecto constructor. Por eso esa sustitución es tan significativa, pues esa parte de escombros irá a una planta recicladora, no a una escombrera, y esa misma cantidad no saldrá de una cantera o un terreno virgen. “Tenemos el conocimiento y las tecnologías. En la región metropolitana contamos con empresas que reciclan escombros y confeccionan bloques de concreto reciclado que cumplen con todas las normas técnicas”, señala Bedoya.
Así mismo, se descubrió que el cemento se puede reemplazar por residuos industriales. Un ejemplo es el edificio Plaza de la Libertad en Medellín; en su construcción sostenible parte del cemento se sustituyó por las cenizas resultantes de los hornos de la empresa Coltejer. Como esta, “muchas empresas usan combustibles que producen cenizas en su combustión. Disponer esa ceniza en sitios especiales es costoso, mientras que es factible usarla en un concreto. Lo que es residuo para cierto proceso, es materia prima para otro”, indica el docente.
Casa Heicon. Construida con bloques de suelo cemento, bahareque y guadua. Reutiliza aguas lluvia y emplea energía solar. CRÉDITO: Cortesía Mauricio Bedoya.
Materiales ancestrales
Se trata de técnicas incluso inventadas en Colombia, que han trascendido fronteras y actualmente se han retomado por su eficiencia, practicidad, bajos costos e impactos. Una de ellas es la tierra, usada en métodos diferentes como la tapia, el bahareque y los bloques de suelo cemento, todos sin cocción y con normatividad técnica y de sismo resistencia. Este último se hace manualmente con prensas, “fue creado en el país hace más de 50 años. Tiene un impacto muy bajo en cuanto a emisión de CO2”, dice Bedoya.
Usar la tierra como material de construcción sostenible también evita la generación y transporte de residuos, pues con la misma del terreno se puede edificar. “Hay un imaginario que es de casas viejas. En la actualidad se elaboran casas muy modernas con guadua, tapia, bahareque y bloques de suelo cemento”, afirma Carlos Mauricio Bedoya. Por su parte, la guadua colombiana es una de las de mayor resistencia. Conocida como el acero vegetal, por su aguante, posee buenas características físicas y mecánicas. Se implementa para techos, losas y columnas.
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Residuos plásticos
También se ha vuelto popular la técnica de hacer adoquines y listones con plásticos reciclados. Han tenido una buena aceptación por su durabilidad y se aplican en decks, puentes peatonales, jardineras y barandillas. Un ejemplo es un puente peatonal en el Parque de La Presidenta, en Medellín. “El plástico demora más de 100 años en descomponerse. Ese es un aspecto negativo si lo dispongo mal, como en el océano o en el campo. Si lo reciclo y lo reutilizo como material su duración se vuelve una virtud”, concluye Bedoya. Con respecto a los conocidos ecoladrillos, son usados en países donde no hay actividad sísmica contundente, pues aún no son sismorresistentes.
Después del agua, lo que más consumen los humanos, en este momento, es concreto.